Prometeo, benefactor de la humanidad


    Esta entrada podría ser la continuación de la que trataba el origen del mundo según la mitología griega, de no ser por que tiene un protagonista principal que merece una atención exclusiva y cuya actuación daría origen a los seres humanos según esta misma mitología. A esto se suma un interés actual por el estreno de una película que lleva su nombre “Prometheus”.

     Nuestro personaje era hijo de uno de los titanes, Japeto y una oceanide (ninfa hijas de Océano) Climene, aunque algunos autores lo hacen hijo de otra ninfa, Asia, y por tanto era primo de Zeus. Normalmente se le atribuyen dos hermanos, que junto a él, Hesiodo en su Teogonía, describe como el ilustre y violento Menetio, el torpe Epimeteo y el mañoso y astuto Prometeo, lo que ya da ver sus actuaciones en las distintas historias que protagonizan.

    Prometeo además de su astucia, tenía el don de la profecía que ya en la lucha entre los titanes y los olímpicos, la titanomaquia, le hizo ver el desenlace favorable a los segundos con los que se alineó, además de convencer a Epimeteo de hacer lo mismo. Actitud distinta tomó Menetio, que luchó contra Zeus y este acabó enterrándolo en lo más profundo del Erebo. Posteriormente también profetizó que el hijo que naciese de la ninfa Tetis, de la que estaba enamorado Zeus y otros dioses, sería más poderoso que su padre. Por este motivo ningún dios se uniría a ella, obligándola a casarse con un mortal, uno que consideraban suficientemente digno para ella, Peleo, en cuya boda surgiría la leyenda de la manzana de oro de la discordia, que con el tiempo llevaría a guerra de Troya, donde participaría el hijo de ambos, Aquiles.

Robo del fuego

      También hay autores que lo citan participando en el nacimiento de Atenea, la cual surgiría de la cabeza de Zeus y, o bien Prometeo o bien Hefesto fue el que se la abrió con un hacha, al sentir el rey de los dioses fuertes dolores de cabeza, para que ésta apareciese.

     Pero las historias más importantes de este titán de segunda generación, son las que lo relacionan con el origen de los seres humanos, a los que modeló con barro, aunque es cierto que también existe alguna versión que no lo hacer su creador directo pero si su benefactor . Aquí es conveniente realizar un paréntesis, ya que en la mitología griega, se divide la aparición de los humanos en distintas edades, con distintos tipos de humanos cada una. Son un total de 5. La primera conocida como la Edad de Oro, en la que reinaba como dios supremo Cronos, antes de ser destronado por su hijo Zeus, vivían unos seres humanos que eran todo virtudes y no padecían ningún tipo de sufrimientos, ni tan siquiera al morir, ya que la muerte les llegaba como un dulce sueño. A estos humanos a su desaparición, se convirtieron en espíritus benignos que protegen a humanos. A esta edad le siguió la de Plata, en la que lo seres humanos eran descritos como “ignorantes”, violentos y que no ofrecían culto a los dioses. Hesiodo los describe criándose junto a sus madres hasta los cien años. A estos, Zeus los fulminó por su falta de culto a los dioses. Le siguió la Edad de Bronce cuyos humanos solo sabían usar las armas y guerrear hasta su extinción. Le seguiría la edad de los héroes y semidioses, algunos también la llaman como la otra edad de bronce, en la que se producen la mayoría de las historias mitológicas. Finalmente llegaría la edad actual, la de hierro, en la que nadie se libra del trabajo y las fatigas aunque también se mezcla con alegrías (Hesiodo).

    Pero después de su creación, Prometeo no se olvidó de cuidar de la humanidad y le transmitió los conocimientos para distintas ciencias, como la arquitectura, la metalurgia, astronomía, matemáticas y otras, las cuales él antes había aprendido de Atenea. Así hubo de decidirse, como debían hacer los hombres los sacrificios de animales dirigidos a los dioses, y fue elegido como árbitro. De esta manera dispuso dos partes de un toro, en una colocó la carne pero encima dispuso las vísceras del animal, dándole una apariencia poco agradable y en la otra puso los huesos con la grasa pero moldeando esta y dándole una mejor apariencia, dándole a elegir a Zeus, decidiéndose por el segundo lote, más atractivo en apariencia. Tras darse cuenta que había elegido el peor lote por la artimaña de Prometeo, Zeus entró en cólera y por ello castigó a los humanos sin conocer el fuego, lo cual los condenaba a ser unos simples animales pero mucho más indefensos, al carecer de la fuerza y dones naturales de estos. Pero nuevamente acudió Prometeo en defensa de la humanidad y tras llegar al carro del Sol, algunos autores dicen que con la ayuda de Atenea que lo dejaría entrar a escondidas en el Olimpo, sustrajo el fuego con una antorcha, y dentro de una ferula o caña hueca, se lo entregó a los humanos. Sería Foroneo el primer humano en aprender su uso.

    Pero esto no podía quedarse así y Zeus preparó un castigo ejemplar para Prometeo. Mando a Hefesto, dios del fuego creador, el divino herrero, a que crease unas cadenas con las que quedaría eternamente encadenado en el Caucaso, mientras todos los días llegaba un enorme águila, hija de Equidna y Tifón, los dos seres monstruosos padres de la mayoría de monstruos, que le devoraba el hígado, que al ser inmortal, se regeneraba nuevamente, lo que hacía que el sufrimiento fuese igualmente eterno.

    Pero también tenía pensado un castigo para los humanos y este no era otro que a la mujer, la primera, Pandora. Mandó nuevamente a Hefesto que la moldease con arcilla y todas las diosas que la engalanase, dejándola hermosa, pero además hizo que Hermes le metiese en su corazón la mentira y la falacia. Esto supondría, que al ser esta la primera mujer, todas las que descendiesen de ella, tendría en su interior esta semilla del mal. Zeus sabedor de que Prometeo nunca la aceptaría, decidió entregársela al su hermano Epimeteo, mucho menos astuto, al que Prometeo ya había avisado de que no aceptase ningún regalo de Zeus, pero por miedo a un castigo como el que sufría su hermano, la aceptó como esposa. Así todo quedaría dispuesto para el famoso pasaje de la caja de Pandora, o según que autor, ánfora o vasija, en la cual Prometeo guardó, en resumen, todos los males, para evitárselos a los humanos, y se lo dio a Epimeteo para que lo guardase indicándole que nunca debería ser abierta. Éste advirtió a Pandora que no lo abriese pero ésta, no soportó la curiosidad y la abrió, escapándose todos, menos la esperanza. Pero ¿Qué hace la esperanza guardada con todos los males? Pues, es como parece, en la antigüedad lo griegos la consideraban un mal, ya que tenían una perspectiva de esta distinta a la actual, la esperanza falaz la llaman algunos autores, que hace tener una expectativa que nunca se cumple. Con el paso del tiempo, las nuevas versiones del mito, más latinas, cambiaron esta circunstancia y contaban que la caja contenía todos los bienes, entre los que se encontraría también la esperanza, reservándolos para la humanidad y que al abrirla se escaparían de su control. Con esta leyenda deja de manifiesto la misoginia que tenían los griegos, que consideraban a la mujer como un mal o una carga.

Castigo a Prometeo

    Pese a que Zeus prometió que no lo desencadenaría nunca, por allí paso Heracles (Hércules) de camino a realizar su undécimo trabajo encomendado por Euristeo, conseguir las manzanas de oro de las Hespérides,  el cual flechó el águila y liberó a Prometeo. Ésté le advirtió que no fuese él directamente a por las manzanas, además también indicó como debía engañar después a Atlas, ya que este pretendería dejarle cargando con la bóveda del cielo. Zeus no protestó, ya que suponía mayor gloria para su hijo, Heracles, además aún seguía sintiendo cierta gratitud hacia Prometeo por advertirle de las circunstancias de Tetis. Pese a ello, pidió a Hefesto que con los restos de la cadena, hiciese un anillo que Prometeo debería llevar siempre, lo que simbolizaría, que en cierta medida, siguiese encadenado a la roca. En este periodo, aparece otra historia, como siempre según algunos autores, en las que Heracles, accidentalmente, hiere al centauro Quirón, maestro de la mayoría de héroes como él mismo, con una de sus flechas envenenadas con la sangre de la Hidra de Lerna. Quirón al ser inmortal no podía morir, por lo que la herida le provocaba un terrible sufrimiento, por ello pidió a Zeus perder su inmortalidad, pero para ello debía cedersela a alguien, y Prometeo se ofreció para ello, de esta manera Quirón pudo morir, convirtiéndose en la constelación de Sagitario. Efectivamente, esto supone una de las muchas contradicciones de la mitología griega, producto de las distintas versiones de los distintos autores, ya que al ser un dios hijo de dioses ya era inmortal, como indica la regeneración de su hígado en el castigo dictado por Zeus.

   Aún dio nuevas indicaciones en beneficio humano, esta vez a su hijo Deucalión, el Noé de la mitología griega, y que le indicó que hacer para salvarse él y su mujer, Pirra, hija de Epimeteo y Pandora, cuando Zeus decidió acabar con la humanidad con el diluvio y de esta manera volver a preservar nuevamente a los seres humanos, ya que ellos, tras las lluvias.

Neoptolemo.-

Fuentes:

–         Biblioteca, Apolodoro.-

–         Teogonia, Hesiodo.-

–         Los trabajos y los días, Hesiodo.-

–         Diccionario de Mitología griega y romana, Pierre Grimal.-

–         Mitos griegos, Robert Graves.-

6 comentarios en “Prometeo, benefactor de la humanidad

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