Es frecuente que, cuando se intenta identificar el infierno cristiano con un equivalente en la mitología greco/romano, suele hacerse comparándolo con el Erebo o Averno, según la mitología de que se trate y suele colocarse a Hades como dios de los infiernos. Pues bien, esta comparaciones son bastantes imprecisas ya que estos lugares, entes o deidades tienen un espectro mucho más amplio de acción, ya que el Erebo es todo el mundo subterráneo, donde se incluiría el mundo de los muertos, todo el mundo de los muertos, el de los buenos, que irían a los Campos Eliseos, el de los mediocres, que quedarían en la llanura de Asfódelos y el de los que iban a ser castigados eternamente, en el equivalente al infierno, pero además formarían parte de él, todo el resto de elementos que se encuentran bajo la Tierra, y Hades seria el dios de todo ello, no solo de los muertos, también de las riquezas mineras por ejemplo, además de que no es del todo justa la imagen, que fundamentalmente gracias al cine, se tiene de este dios, como que se trata del malo de la película, ya que más bien se trata de un personaje que vive aislado de los sucesos de los humanos vivos y es lo estricto que debe de ser el encargado que los muertos no salgan de su mundo y deambulen libremente por la superficie de la Tierra. ¿Alguien puede imaginarse como podría ser un mundo donde pudieran estar mezclados vivos y muertos? Pues esta difícil misión es la encomendada a este dios.
Ahora bien para identificar un infierno, como lugar de castigo de los muertos, debemos profundizar aún mucho más en las entrañas de la tierra, exactamente la misma distancia que hay desde el cielo a la tierra pero en dirección contraria, según Hesiodo esa distancia es la que recorrería un yunque de bronce cayendo durante nueve días, llegando el décimo. Y este lugar tiene un nombre, el Tártaro, uno de los entes más antiguos, ya que apareció después de Caos junto con Gea o tras ella. Al igual que ocurre con Gea, tradicionalmente se le ha considerado descendiente de Caos, pero si nos atenemos a como lo narra la Teogonía, este “apareció” después de Caos, no “nació” de Caos, al igual que ocurre con la diosa Tierra, y como si lo hizo por ejemplo Erebo.
A este lugar se le describe rodeado por una muralla triple y una torre, con una puerta inexpugnable, hasta para los dioses y es temido incluso por estos últimos. A él mandan a los que han ofendido a los dioses de una manera más grave, y permanecen en él recibiendo su castigo eternamente. A continuación veremos sus moradores mas celebres y las causas que motivaron su encierro.
Cíclopes: Se tratan de unos de los primeros moradores del lugar y hablamos de los tres hijos de Urano y Gea, por tanto hermanos de los titanes, distinguiéndolos de otros posteriores, de otras paternidades, que actuaban de pastores en la isla de Sicilia, con Polifemo como mas señalado. Pues estos tres personajes de nombre Arges (el relámpago), Brontes (el trueno) y Estéropes (la tormenta), son la personificación de los hechos climatológicos a que hacer referencia sus nombres, eran gigantes de un solo ojo, con una excepcional fuerza y habilidad manual. Según parece, su padre temeroso de su poder, al igual que del de todos sus hijos, los mandó al Tártaro, permaneciendo allí encerrado hasta que su hermano Cronos los libero para que les ayudase en su guerra contra Urano. Sin embargo Cronos sufrió de los mismos temores que su padre, volviéndolos a enviar al citado lugar. Y allí permanecieron hasta la irrupción de Zeus, quien advertido por un oráculo de que los necesitaría para derrotar a los Titanes, los volvió a liberar. Tras la victoria, los ciclopes en agradecimiento comenzarían a fabricar el rayo para este dios, además de elaborar el casco de Hades que los haría invisible y el tridente de Posidón.
Titanes: Tras la Titanomaquia, que acabó con la victoria de los olímpicos, Zeus como castigo, envió a su padre y tíos al Tártaro donde permanecen encerrados, encargándose de su vigilancia, otros de sus hermanos, que al igual que los cíclopes, se aliaron con Zeus y los olímpicos, los Hecatonquiros o Centimanos que también eran tres Coto, Briareo y Gies, gigantescos seres que representaban las tormentas violentas y huracanes, de cien brazos y, según versiones con cincuenta cabezas. Algunos autores cuentan que también fueron enviados al Tártaro junto a los ciclopes. Con el paso del tiempo, algunos cuentan que Zeus, con el tiempo perdono a su padre, Cronos, y este se marchó a vivir a la Isla de los Bienaventurados.
Tántalo: Este hijo de Zeus y Pluto, una hija o bien de Cronos o bien de Atlante según el autor que se consulte, era bien amado por su padre, apreciado por el resto de los dioses y reinaba en el monte Sípilo, en algunas versiones fue mandado allí como castigo. Pues bien, no queda claro cuál fue la ofensa concreta que cometió contra los dioses, pero son varias las que se le atribuyen. Por un lado fue invitado a compartir la mesa con los dioses y tras ello reveló a otros humanos los secretos que estos había comentado en la comida de forma distendida. Por otro lado se le atribuye que en una invitación a comer que hizo a los dioses, mató y cocinó a su propio hijo, Pélope, y se los ofreció para comprobar la sabiduría de estos. Todos se dieron cuenta del hecho excepto Deméter, que distraída por su preocupación tras la desaparición de su hija Perséfone, llegó a comer el hombre izquierdo del niño. Pélope sería revivido por los dioses y protagonizaría sus propias leyendas. También se narra que los dioses le dieron a probar el néctar y la ambrosía y este los robo para dárselo a probar a otros humanos. Por último, otra afrenta fue, que al parecer Hermes le pidió que le entregase un perro que Pandáreo le había dado y Tántalo se negó. Este pero había pertenecido a Zeus en su infancia y la negativa lo hizo enfurecer. Cualquiera de estas situaciones sería suficiente para el castigo que recibió, cuya versión más común cuenta que fue enviado al Tártaro y metido en un lago muerto de hambre y sed, cuando intentaba beber el agua se retiraba, igualmente las ramas de un frutal colgaban sobre él, pero igualmente cuando intentaba coger alguna fruta las ramas se alejaban. Otra versión cuenta que permanecía en este infierno griego con una enorme roca colgada a modo de péndulo sobre él, siempre a punto de caer.
Sísifo: Este personaje, hijo de Eolo y Enéreta, pasa por ser consideradoel humano más astuto a la par que falto de escrúpulos y mentiroso y sería merecedor de una entrada en este blog en exclusiva contando sus andanzas. También se le considera fundador de Corinto y algunas versiones minoritarias lo hacen el auténtico padre de Odiseo (Ulises). Este hombre se ganó la antipatía de Zeus, ya que durante una de las andanzas amorosas del Rey de los Dioses, concretamente con Egina hija del dios fluvial Asopo, a la que raptó, fue visto por él y cuando el padre de ésta salió en su busca, Sísifo le dijo que le revelaría al autor si hacía fluir una fuente de agua en Corinto y así sucedió. Por supuesto esto hizo enojar a Zeus y algunos dicen que esta fue la razón de su castigo. Sin embargo parece más probable que la causa fuesen sus engaños a la muerte, no una vez, si no dos. En la primera Zeus, enojado por los hechos anteriores, mandó al dios de la muerte, Tánato, en su busca para que lo matase, sin embargo Sísifo lo esperaba y a su llegada lo consiguió atrapar y encadenar. Esto provocó que durante un tiempo nadie muriese, hasta que hubo de intervenir el propio Zeus, obligando a nuestro protagonista a liberarlo. Como no podía ser de otra forma, el primero en morir fue el propio Sísifo, sin embargo haciendo gala nuevamente de su astucia, había advertido a su esposa, la Pléyade Mérope, que no lo enterrase ni realizase el correspondiente ritual funerario. De esta forma al llegar frente a Hades, no lo hacía de la forma correcta, y al interesarse el Dios subterráneo sobre las causas de esa anomalía, este se quejó de la actitud de su esposa y le pidió volver para castigarle, convenciéndolo y regresando. Por supuesto luego no volvió con los muertos hasta mucho tiempo después.
Estas dos afrentas, hacían tambalearse los limites entres dioses y humanos, ya que la diferencia fundamental es que los primeros no mueren y los segundos sí. Por ello cuando, muchos años después, definitivamente Sísifo moría, Zeus o Hades lo mando mandó directamente al Tártaro, donde sufriría eternamente su castigo, consistente en subir una pesada roca a lo alto de un monte, pero al llegar esta caía y debía volver a empezar.
Ixión: El último castigo de los más famosos, corresponde a este rey de los lápitas en Tesalia, de cuyas ascendencia a múltiples opiniones ya que algunos citan como padre a Flegias, otros a Ares, otros a Aetón, a Antión o a Pisión, pero de madre Perimela. Cometió el primer crimen contra un pariente, al matar a su suegro para no pagarle la dote de su prometida. Sin embargo Zeus accedió a purificarle, llegando a sentarlo a la mesa con los dioses, probando la ambrosía. Pero de esta manera se puso de manifiesto la ingratitud de este hombre ya que intentó seducir, otros cuentan que violar, a la propia Hera. Zeus conocedor de esto, creo con una nube una sustituta de la diosa con su imagen y fue con esta con la yació. De esta unión nació Centauro, que a su vez sería padre de estos seres, del mismo nombre, mitad hombre, mitad equino. Obviamente, esta afrenta no podía quedar sin castigo, y fue condenado a dar vueltas por el aire atado a una rueda, en algunas versiones de fuego. También hay quien sitúa el castigo fuera del Tártaro, pero lo más lógico es lo contrario ya que este lugar estaba diseñado especialmente para ello.
Hasta aquí el relato de este profundo lugar y los castigos que allí se ejecutaban, todos ellos llevados para sancionar graves afrentas a los dioses, los cuales debía mantener claros cuales eran los límites entre humanos y deidades.
Neoptolemo
Fuentes:
Biblioteca Mitológica; Apolodoro.-
Diccionario de Mitología Griega y Romana; Pierre Grimal.-
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No se que decirte, no todo era placido y justo ;D
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