Monstruos de la Mitología Griega (1)


Dentro de la mitología griega son innumerables los monstruos que existes. Muchos de ellos son frecuentemente usados en películas y otras historias, y pese a que normalmente son seres únicos, es frecuente que suelan aparecer con grupos, tipos o especies. Para conocerlos, y como suelo hacer, nada mejor que remitirse a los orígenes y conocer la historia real para situarlos de una forma correcta.

Debido al enorme número de ellos que existen en esta mitología, no quedará más remedio que dividirlo en varias entradas, para tratar cada uno de ellos como es debido sin ser demasiado «cargantes».

Comenzamos por los mas importantes y los mas conocidos:

Tifón: Quizás no es el mas conocido de estos seres, pero sin duda es el monstruos de los monstruos, padre de la mayoría de los seres monstruosos de la mitología griega, junto a Equidna.

Es fácil deducir por su nombre que se trata de la representación de los huracanes y las tormentas más destructivas. Por algunos, también se le suele considerar el origen de alguno de los vientos. La descripción de su apariencia no puede ser mas impresionante, ya que se le describe mayor que todas las montañas y “su cabeza a veces tocaba las estrellas”. Se le otorga apariencia humana hasta cintura y a partir de ahí, todo tipo de seres espantosos, con un cuerpo alado. Al abrir los brazos, tocaba oriente y occidente con sus manos y de sus dedos salían cien cabezas de dragón, o serpientes. Además de cintura hacia abajo se encontraba rodeado de víboras y sus ojos lanzaban llamas. Hesiodo lo describe “Y de sus hombros salían cincuenta cabezas de un horrible dragón, sacando lenguas negras. Y bajo las cejas, los ojos de estas cabezas monstruosas llameaban fuego, y brotaba este fuego de todas estas cabezas que miraban. Y salían voces de todas estas cabezas horrendas...”

Tifon

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El Tártaro; el infierno griego y sus castigos


     Es frecuente que, cuando se intenta identificar el infierno cristiano con un equivalente en la mitología greco/romano, suele hacerse comparándolo con el Erebo o Averno, según la mitología de que se trate y suele colocarse a Hades como dios de los infiernos. Pues bien, esta comparaciones son bastantes imprecisas ya que estos lugares, entes o deidades tienen un espectro mucho más amplio de acción, ya que el Erebo es todo el mundo subterráneo, donde se incluiría el mundo de los muertos, todo el mundo de los muertos, el de los buenos, que irían a los Campos Eliseos, el de los mediocres, que quedarían en la llanura de Asfódelos y el de los que iban a ser castigados eternamente, en el equivalente al infierno,  pero además formarían parte de él, todo el resto de elementos que se encuentran bajo la Tierra, y Hades seria el dios de todo ello, no solo de los muertos, también de las riquezas mineras por ejemplo, además de que no es del todo justa la imagen, que fundamentalmente gracias al cine, se tiene de este dios, como que se trata del malo de la película, ya que más bien se trata de un personaje que vive aislado de los sucesos de los humanos vivos y es lo estricto que debe de ser el encargado que los muertos no salgan de su mundo y deambulen libremente por la superficie de la Tierra. ¿Alguien puede imaginarse como podría ser un mundo donde pudieran estar mezclados vivos y muertos? Pues esta difícil misión es la encomendada a este dios.

El Tartaro

El Tartaro

               Ahora bien para identificar un infierno, como lugar de castigo de los muertos, debemos profundizar aún mucho más en las entrañas de la tierra, exactamente la misma distancia que hay desde el cielo a la tierra pero en dirección contraria, según Hesiodo esa distancia es la que recorrería un yunque de bronce cayendo durante nueve días, llegando el décimo. Y este lugar tiene un nombre, el Tártaro, uno de los entes más antiguos, ya que apareció después de Caos junto con Gea o tras ella. Al igual que ocurre con Gea, tradicionalmente se le ha considerado descendiente de Caos, pero si nos atenemos a como lo narra la Teogonía, este “apareció” después de Caos, no “nació” de Caos, al igual que ocurre con la diosa Tierra, y como si lo hizo por ejemplo Erebo.

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Titanomaquia; Titanes contra Olimpicos.


            Esta entrada bien podría ser la continuación de la anterior que trataba el origen del mundo según la mitología griega.

            Una vez que Cronos destronó a su padre, Urano, comenzó el gobierno de este junto con el resto de titanes, pero una profecía, del propio Urano, indicaba que este sería igualmente sustituido por uno de sus hijos. Por esto, Cronos tomó una actitud parecida a su predecesor, y todos los hijos que fue pariendo su mujer Rea, los fue devorando.

            Y así fue sucediendo con Hestia, Demeter, Hera, Hades y Poseidón, pero Rea que sufría enormemente por ello, pidió ayuda a sus padres, Gea y Urano, que la ayudaron a que diese a luz a escondidas de Cronos, llegándosela a Licto en Creta, donde se criaría. También hay versiones en las que da a luz en el monto Liqueo en Arcadia y después Gea lo llevó a criarse en la isla, donde quedaría al cuidado de las ninfas Adrastea, Io y Amaltea, bien esta última dicen que era una cabra que lo amamantó. Tras su nacimiento, envolvieron en pañales una piedra y se lo entregaron a Cronos, haciéndole creer que era el recién nacido, tragándosela.

                                             Rea entregando la piedra a Cronos

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Prometeo, benefactor de la humanidad


    Esta entrada podría ser la continuación de la que trataba el origen del mundo según la mitología griega, de no ser por que tiene un protagonista principal que merece una atención exclusiva y cuya actuación daría origen a los seres humanos según esta misma mitología. A esto se suma un interés actual por el estreno de una película que lleva su nombre “Prometheus”.

     Nuestro personaje era hijo de uno de los titanes, Japeto y una oceanide (ninfa hijas de Océano) Climene, aunque algunos autores lo hacen hijo de otra ninfa, Asia, y por tanto era primo de Zeus. Normalmente se le atribuyen dos hermanos, que junto a él, Hesiodo en su Teogonía, describe como el ilustre y violento Menetio, el torpe Epimeteo y el mañoso y astuto Prometeo, lo que ya da ver sus actuaciones en las distintas historias que protagonizan.

    Prometeo además de su astucia, tenía el don de la profecía que ya en la lucha entre los titanes y los olímpicos, la titanomaquia, le hizo ver el desenlace favorable a los segundos con los que se alineó, además de convencer a Epimeteo de hacer lo mismo. Actitud distinta tomó Menetio, que luchó contra Zeus y este acabó enterrándolo en lo más profundo del Erebo. Posteriormente también profetizó que el hijo que naciese de la ninfa Tetis, de la que estaba enamorado Zeus y otros dioses, sería más poderoso que su padre. Por este motivo ningún dios se uniría a ella, obligándola a casarse con un mortal, uno que consideraban suficientemente digno para ella, Peleo, en cuya boda surgiría la leyenda de la manzana de oro de la discordia, que con el tiempo llevaría a guerra de Troya, donde participaría el hijo de ambos, Aquiles.

Robo del fuego

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El origen del mundo según la mitología griega


                ¿Como empezó todo? En la tradición judeo-cristiana, todos sabemos como comienza a gestarse el mundo con ese primer hágase la luz, pero ¿Cómo fue ese comienzo en la mitología griega?

                Como en todo lo que respecta a mitología, son varias las versiones dependiendo del autor, pero existe una teogonía que ha obtenido mas transcendencia a lo largo del tiempo y  no es otra que la de Hesiodo, escritor del s. VII ac. que obtuvo tanto prestigio como el propio Homero. A ella vamos a remitirnos, sin olvidar reseñas de otras versiones.

                Y todo empezó con el primer ser o ente que existió, Caos, que en este contexto no seria un equivalente a desorden, como ocurre con este término en la actualidad, sino que se le describe como ser hueco, vacío, previo a todo. Después aparecieron Gea o Gaya, la Tierra, Tártaro, que es lo más aproximado al infierno cristiano y finalmente Eros, el amor. Éste último es el que acepta más posibilidades en su origen, ya que si bien Hesiodo lo hace aparecer de la nada, considerando que el amor era una entidad necesaria para que esos primeros seres iniciasen la reproducción entre ellos, que llevase a la aparición de otros, generación tras generación,  otras versiones lo hacen hijo de Afrodita, diosa de la belleza y el deseo sexual y Ares, dios de la guerra, o de Hermes Dios del comercio y los ladrones, al considerar que esas primeras relaciones no fueron producto del amor, sino de la necesidad. Incluso en otra versión que da Platón en “El Banquete” lo hace descendiente de Penia, la pobreza y Poros, el medio de hacer riqueza.

Gea – Gaya

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