Tal como anunciaba en el anterior artículo sobre la guerra de Tebas, su historia no acaba con la derrota de estos 7 caudillos.
Diez años después, los hijos de estos reyes, a los cuales se les conocen como los “Epígonos”, deciden vengar a sus padres, pero esta vez, el oráculo profetizaba un feliz desenlace para expedición, eso sí con la única condición de que en ella debería participar Alcmeón, uno de los hijos de Anfiarao.
No obstante éste, no está dispuesto a participar en ella, lo cual le lleva a tener una fuerte discusión con su hermano menor, Anfíloco. Por ello, tal y como había sucedido en con la de su padre, deciden que sea la madre de ambos, Erífila, la que tome la decisión. E igual que había sucedido anteriormente con su padre, el pretendiente a la corona tebana, Tersandro, hijo de Polinices, enterado de la situación, la soborna nuevamente, esta vez con el peplo de Harmonía, la cual otra vez, optaría por facilitar la participación de sus hijos en la guerra, lo que con posterioridad, provocaría un fatal desenlace para ella.
De esta manera comenzaba la preparación del evento, que además de los ya nombrados, Alcmeón, Anfíloco y Tersandro, contarían con Diomedes, hijo de Tideo, Egialeo, hijo de Adrastro, Prómaco, hijo de Partenopeo, también llamado por algunos autores Tlesímanes o Biantes, Esténelo hijo de Capaneo y Euríalo hijo de Mecisteo. Como suele ser habitual, está lista, elaborada por Apolodoro, sufre alguna variación con otros autores, que incluirían a Poliduro, hijo de Hipomedonte y no aparecen Anfíloco ni Euríalo.