Para hablar del personaje histórico, Rodrigo Díaz, lo primero que hay que hacer es obviar por completo los 3700 versos del cantar, escrito en 1207, más de 100 años después de su muerte, con el que ha trascendido universalmente la figura de este guerrero medieval y comenzaremos a ver como se desmontan varios de los tópicos con los que este cantar lo dio a conocer.
Primeramente hay que situar su nacimiento, pero sobre esto no se dispone de datos exactos. Nacido en la década de 1040, posiblemente 1043 y si bien el cantar lo sitúa en la localidad burgalesa de Vivar, no existe otra fuente que lo confirme, por lo que no se puede aseverar. Lo haría dentro de una familia perteneciente a la nobleza media y él se encontraría dentro la categoría de infanzón. Si bien su padre, Diego Lainez, no formaba parte de la nobleza mas cercana al rey Fernando I (no aparece el reparto de tierras que hizo este rey entre su nobleza) para su hijo buscó otra cosa y a los 14 años lo puso a su servicio y esto lo incluiría en el séquito de su hijo Sancho. Junto a él comenzaría su instrucción militar y participaría en sus primeras batallas. Se dice que heredó de su padre una de sus espadas, la cual había pertenecido a un conocido caballero, castellano o visigodo, llamado Mudarra, con la que según un romance vengó la muerte de su padre a manos del Conde Lozano.
La península ibérica se encontraba en un momento, en que tanto el lado musulmán como el cristiano estaban divididos en múltiples reinos. En el lado cristiano, no hacía mucho que habían surgido dos nuevos reinos, Castilla y Aragón que unirían a los ya existentes de León, Navarra y los Condados Catalanes, mientras en el lado musulmán tras la muerte de Almanzor y el fin de la dinastía Omeya, se había dividido en múltiples reinos de Taifas. Entre estos reinos, el concepto de reconquista cristiana no era la prioridad y si el adquirir riquezas suficientes, usando para ellos un sistema de tributos entre reinos vasallos, normalmente las taifas más débiles militarmente pero con más riquezas, y reinos protectores, donde eran habituales alianzas entres cristianos y musulmanes en la lucha contra otros de estos reinos. La guerra era el único medio de conseguir riquezas para los reyes.