Las guerras de los Diádocos; La herencia de Alejandro Magno.


Es muy conocida, con más o menos detalles, la historia de Alejandro el Grande y la conquista de su vasto imperio. Sin embargo, para la mayoría, con su muerte parece acabar la historia de estos territorios, si bien conocemos la repercusión cultural posterior del conocido como periodo helenístico. Pero ¿qué paso con todos esos territorios controlados? ¿Quién pasó a gobernarlos y como se distribuyeron? Vamos a tratar de conocer, al menos los pasajes más significativos de la herencia de Alejandro, pese a la complejidad que tiene resumir tantos hechos con tantos personajes, de una forma clara. Comienza la historia de los Diádocos o Sucesores de Alejandro.

Lejos quedó ya la época de las ciudades estados griegas, con gobiernos independientes, aunque con el control de las polis dominantes en cada momento, Atenas durante la parte del siglo V ac, Esparta en la transición de siglo y Tebas sustituyendo a esta última ya en el siglo IV ac. Y llegó a su final con la irrupción del Filipo II y sus macedonios, que controló bajo un único mando a los pueblos helenos. Tras él llegó su hijo Alejandro consiguiendo la expansión territorial hacia el este, hasta la India, tras acabar con el dominio persa de la zona, situando la capital de su imperio en la fastuosa Babilonia. Con todo esto quedaba casi en el olvido la Grecia clásica y su novedosa forma de gobierno demócrata, al menos en muchos de las polis. No obstante aun intentarían recuperar su independencia del poder macedonio, en varias revueltas, como la de Demóstenes en Atenas, pero todas acabarían en fracaso y acentuarían aun más el poder macedonio en la zona.

Muerte de Alejandro Magno

Muerte de Alejandro Magno

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Hoplitas; la infanteria pesada griega.-


    Para encontrar el origen de este tipo de soldado o tropas hay que remontarse a la primera mitad del siglo VII ac., en pleno periodo Arcaico de Grecia. Hasta ese momento los ejércitos, tenían como máximo exponente la caballería, lo que obligaba a una dependencia de las aristocracias locales, ya que eran los únicos con medios económicos para adquirir caballos para su uso en la guerra.

    Pero esto comenzó a cambiar en esta época, por la aparición de este nuevo sistema de tropas, infantería con armadura pesada, con lo que la defensa de las tierras ya no dependía únicamente de estas aristocracias, y un ejército formado por ciudadanos de origen más humilde podía defender con garantías sus posesiones. De esta forma comenzaron a dominar el mundo bélico griego los hoplitas.

    Para que esto fuese así comenzaron a usarse un nuevo estilo de armamento, que se componía de los siguientes elementos:

    En primer lugar un escudo (hoplón o aspis) de forma circular y de entre noventa centímetros y un metro de diámetro y unos siete kilos de peso. Solía ser de bronce o con un armazón de madera recubierto de piel. Este escudo incorporaba un nuevo sistema de agarre de doble empuñadura, con lo cual podía sostenerse con una sola mano, la izquierda, dejando la derecha para usar las armas. Con él, estos soldados, quedaban cubiertos desde las rodillas hasta el mentón.

     Como protección corporal usaban una coraza (thorax) que en un inicio era de bronce, pero que se fue aligerando y en el periodo clásico se usaba una compuestas de varias capas de lino endurecido y con escamas de bronce. Además llevaban grebas (cnemidas) que eran una especie de espinilleras, normalmente de bronce, que podían cubrir solo la parte delantera o rodear toda la pierna.

     Además de esto estaba el casco (Kranos), del que se usaron varios modelos, si bien el más común fue el de tipo corintio, con protección nasal y que cubría completamente las mejillas.

Tipos de cascos griegos

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