Tebas, la otra gran guerra de la Mitología Griega (2/2); Los Epígonos.


   Tal como anunciaba en el anterior artículo sobre la guerra de Tebas, su historia no acaba con la derrota de estos 7 caudillos.

   Diez años después, los hijos de estos reyes, a los cuales se les conocen como los “Epígonos”, deciden vengar a sus padres, pero esta vez, el oráculo profetizaba un feliz desenlace para expedición, eso sí con la única condición de que en ella debería participar Alcmeón, uno de los hijos de Anfiarao.

   No obstante éste, no está dispuesto a participar en ella, lo cual le lleva a tener una fuerte discusión con su hermano menor, Anfíloco. Por ello, tal y como había sucedido en con la de su padre, deciden que sea la madre de ambos, Erífila, la que tome la decisión. E igual que había sucedido anteriormente con su padre, el pretendiente a la corona tebana, Tersandro, hijo de Polinices, enterado de la situación, la soborna nuevamente, esta vez con el peplo de Harmonía, la cual otra vez, optaría por facilitar la participación de sus hijos en la guerra, lo que con posterioridad, provocaría un fatal desenlace para ella.

   De esta manera comenzaba la preparación del evento, que además de los ya nombrados, Alcmeón, Anfíloco y Tersandro, contarían con Diomedes, hijo de Tideo, Egialeo, hijo de Adrastro, Prómaco, hijo de Partenopeo, también llamado por algunos autores Tlesímanes o Biantes, Esténelo hijo de Capaneo y Euríalo hijo de Mecisteo. Como suele ser habitual, está lista, elaborada por Apolodoro, sufre alguna variación con otros autores, que incluirían a Poliduro, hijo de Hipomedonte y no aparecen Anfíloco ni Euríalo.

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Tebas, la otra gran guerra de la Mitología Griega (1/2); Los siete contra Tebas


Existen dos grandes guerras narradas en las leyendas de la Mitología Griega. Una es sobradamente conocida,  el famoso asedio y saqueo de Troya. Sin embargo con anterioridad ocurrió otro gran conflicto bélico, en otra ciudad, Tebas. Según muchos autores, estas dos guerras, fueron urdidas por el mismísimo Zeus con la intención a aligerar la cantidad de población que existía, y que consideraba excesivo. Sea así o no, ambas tienen un origen más terrenal y en este artículo contaremos como se desarrolló la segunda.

Esta guerra, por el control del trono de Tebas, se produjo en dos episodios. El primero conocido como “Los 7 contra Tebas”, que tratamos en esta entrada, que acabaría en fracaso, y un segundo protagonizado por los descendientes de estos primeros, al que se conoce como “Los Epígonos”, que acabaría con la toma de la ciudad.

El origen  de este conflicto se encuentra en los hechos relacionados con la tragedia del rey de la ciudad, Edipo, tras conocer éste, que hacía años había matado a su padre, Layo, rey de Tebas, al cual no conocía, y tras vencer a la Esfinge, le concedieron el trono de la ciudad y la mano de la esposa del anterior rey y a la par su madre, Yocasta, a la cual también desconocía,  con la que había tendría dos hijas, Antígona e Ismene y dos hijos Eteocles y Polinices. Todo esto provocó el suicidio de su esposa/madre y su automutilación, cegándose.

Edipo y la Esfinge

Edipo y la Esfinge

Tras estos sucesos, hay dos versiones sobre el destino de Edipo. En una de ellas, reinaría hasta su muerte la ciudad, muriendo en una batalla. Sin embargo en la versión más conocida, por la tragedias escritas por Esquilo y Eurípides entre otros, es desterrado de la ciudad por Creonte, el recurrente rey regente de la ciudad, cargó que ocupó en varias ocasiones y hermano de su difunta esposa/madre, comenzando un penoso deambular acompañado de su hija/hermana, Antígona, hasta llegar las región del Ática, cerca de la ciudad de Colono, territorios gobernados por el héroe Teseo.

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Hoplitas; la infanteria pesada griega.-


    Para encontrar el origen de este tipo de soldado o tropas hay que remontarse a la primera mitad del siglo VII ac., en pleno periodo Arcaico de Grecia. Hasta ese momento los ejércitos, tenían como máximo exponente la caballería, lo que obligaba a una dependencia de las aristocracias locales, ya que eran los únicos con medios económicos para adquirir caballos para su uso en la guerra.

    Pero esto comenzó a cambiar en esta época, por la aparición de este nuevo sistema de tropas, infantería con armadura pesada, con lo que la defensa de las tierras ya no dependía únicamente de estas aristocracias, y un ejército formado por ciudadanos de origen más humilde podía defender con garantías sus posesiones. De esta forma comenzaron a dominar el mundo bélico griego los hoplitas.

    Para que esto fuese así comenzaron a usarse un nuevo estilo de armamento, que se componía de los siguientes elementos:

    En primer lugar un escudo (hoplón o aspis) de forma circular y de entre noventa centímetros y un metro de diámetro y unos siete kilos de peso. Solía ser de bronce o con un armazón de madera recubierto de piel. Este escudo incorporaba un nuevo sistema de agarre de doble empuñadura, con lo cual podía sostenerse con una sola mano, la izquierda, dejando la derecha para usar las armas. Con él, estos soldados, quedaban cubiertos desde las rodillas hasta el mentón.

     Como protección corporal usaban una coraza (thorax) que en un inicio era de bronce, pero que se fue aligerando y en el periodo clásico se usaba una compuestas de varias capas de lino endurecido y con escamas de bronce. Además llevaban grebas (cnemidas) que eran una especie de espinilleras, normalmente de bronce, que podían cubrir solo la parte delantera o rodear toda la pierna.

     Además de esto estaba el casco (Kranos), del que se usaron varios modelos, si bien el más común fue el de tipo corintio, con protección nasal y que cubría completamente las mejillas.

Tipos de cascos griegos

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